BERESHIT 2:13-14 (2:16-17) – EL ÁRBOL COMO SÍMBOLO EN LAS ESCRITURAS
Bereshit 2:13-14 (2:16-17) – Y יהוה Elohim mandó sobre el hombre, diciendo: “—De todo árbol del huerto comer comerás; pero del árbol del conocimiento bueno y malo no comerás de él; porque en el día que tú comas de él morir morirás.”
Aquí tenemos el primer mandato explícito de יהוה sobre el hombre,[1] y regula lo que el hombre podía comer y lo que no. En realidad, le estaba permitido todo árbol excepto uno, el del conocimiento bueno y malo so pena de muerte. [2]
Sin duda, este árbol jugó un papel determinante en lo acontecido en los primeros capítulos de Bereshit, de ahí que se le mencione por nombre, pero hubo otro árbol aún más determinante si cabe, que también es mencionado por nombre, nos referimos al árbol de la vida.
Recordemos que también estamos interpretando este capítulo de manera simbólica, viendo cada uno de sus elementos como símbolos que representan una realidad mayor; esto mismo es lo que ocurre también con el árbol del conocimiento, el árbol de la vida y sus respectivos frutos. En realidad no existe ningún árbol, literalmente hablando, cuyo fruto sea el conocimiento bueno y malo que produzca muerte,[3] ni tampoco existe uno que pueda producir la clase de vida que da el árbol de la vida. Pero veamos en las Escrituras el uso del árbol como un símbolo.
El árbol como símbolo del hombre
En el Salmo 1 se compara al varón que se deleita y medita en la ley de יהוה, con un árbol plantado junto a corrientes de aguas (Tehillim/Salmos 1:2-3). En el libro de Yeshayah/Isaías, el eunuco es comparado a un árbol seco, y se profetiza que los afligidos de Sion serán llamados árboles de justicia (Yeshayah/Isaías 56:3; 61:3). Juan el bautista comparó a los hombres y sus obras con los árboles y su fruto (Lucas 3:9), algo que también hace el autor de la carta de Judas (Judas 1:12).
Así que representar al hombre por medio de un árbol es una realidad bíblica.[4] Ahora, los árboles no sólo simbolizan hombres en un sentido concreto e individual; en las Escrituras también simbolizan reyes y/o reinos.
El árbol como símbolo de un rey y/o su reino
La palabra vástago, a la vez que indica el descendiente de una persona, también indica el ramo tierno que brota de un árbol o planta, el renuevo. En la Escritura se usa esta palabra para referirse al Mesías, el Rey de reyes (Yirmeyah/Jeremías 23:5; 33:15; Zekariah/Zacarías 3:8; 6:12).
En el libro de los Shofetim/Jueces, Yotam/Jotam cuenta una parábola en la que los árboles simbolizan reyes potenciales (Shofetim/Jueces 9:7-21). En Yeshayah/Isaías, también en otros libros de la Escritura, se habla del reino de Yisrael/Israel, como de una viña que יהוה plantó; luego, un árbol de fruto está simbolizando un reino (Yeshayah/Isaías 5). También Pablo en su carta a los romanos habla de Yisrael/Israel y lo compara a un olivo natural (Romanos 11). En el libro del profeta Yirmeyah/Jeremías se habla del profeta y su palabra como de un árbol y su fruto, refiriéndose al Mesías como rey de Yisrael/Israel. También encontramos una referencia a Moab como la vid de Sibma (Yirmeyah/Jeremías 11:19; 48:32). En el libro de Iejezkel/Ezequiel se profetiza contra un árbol que representa a Faraón y a su pueblo (Iejezkel/Ezequiel 31:4-5, 8-9, 14-16, 18). En Daniyyel/Daniel se habla de un árbol que representa a Nabucodonosor y su reino (Daniyyel/Daniel 4:10-11, 14, 20, 23, 26). El reino de יהוה es comparado a la semilla de mostaza, una hortaliza que se hace árbol (Mateo 13:32; Lucas 13:19).
Así pues, tal y como acabamos de ver a la luz de las Escrituras, el árbol es usado para representar no sólo hombres, sino también reyes y/o reinos; por lo tanto, podemos trasladar esto a los dos árboles que estamos considerando, de modo que el árbol del conocimiento bueno y malo representa un reino, así como también el árbol de la vida. Ahora bien, la pregunta es ¿qué reino representa cada uno de ellos?
Bienvenido al origen.
[1] Lo que Elohim dijo a la humanidad en 1:28 es un mandato implícito, y no aparecen las palabras “mandó sobre” como ocurre aquí.
[2] El hebreo contempla que la pena fue no sólo la muerte propia, sino el causar la muerte a otros. (H4191, Strong).
[3] Por supuesto, la imagen de la manzana no aparece en las Escrituras por ninguna parte.
[4] Esto se ha extendido a la psicología. Hay un test conocido como “el test del árbol”, una proyección gráfica de Emil Jucker, asesor de orientación profesional suizo. Al paciente se le pide que dibuje un árbol en un papel, y lo que en realidad está dibujando es su propia persona. Entonces, mediante las características del árbol se interpreta como es la persona.
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