BERESHIT 2:2-4 (2:4-7) – EL MODELADO DEL HOMBRE
Bereshit/Génesis 2:2-4 (2:4b-7) – En su creación, el día que יהוה Elohim hizo Tierra y Cielos, y antes que toda mata del campo fuese en la Tierra, y antes que toda planta del campo brotase (porque יהוה Elohim no había hecho llover sobre la Tierra, ni había hombre para labrar el terreno, sino que subía vapor de la Tierra y regaba toda la faz del terreno), יהוה Elohim moldeó al hombre del polvo del terreno, y sopló aliento de vida en sus narices, y el hombre fue un alma viva.
Todos estos versos funcionan como una introducción hasta llegar al modelado del hombre, y responden a la necesidad de ubicar el relato en un marco temporal. Así que, mientras que Bereshit/Génesis 1:1-2 presenta un estado anterior a la luz, a los Cielos y a la Tierra, Bereshit/Génesis 2:2-3 (2:4b-6) presenta un estado anterior a la germinación de las matas y plantas del campo[1], y a la formación del hombre. Por tanto, en este punto del relato estamos en un tiempo previo al sexto día. Además, estos versos también revelan un tiempo en el que יהוה Elohim no había hecho llover sobre la Tierra, y el terreno era regado por medio de un vapor que subía de ella. Así que, presumiblemente, la atmósfera era distinta a la actual. Esto se explica por medio de un paréntesis y así ha de tomarse, pues si obviamos su lectura, el relato no pierde fluidez e incluso se entiende mejor, tal y como puede verse:
“En su creación, el día que יהוה Elohim hizo Tierra y Cielos, y antes que toda mata del campo fuese en la Tierra, y antes que toda planta del campo brotase, (…) יהוה Elohim moldeó al hombre.” (Bereshit/Génesis 2:2, 4 [2:5, 7]).
Por tanto, lo primero que señala este verso después del paréntesis, es la acción divina que aquí ha sido bien traducida con el verbo moldear, pues es justamente lo que yatsar significa:
YATSAR – H3335 |
Y lo que moldeó fue al hombre, usando para ello polvo del terreno, un material que nos recuerda al barro.[2] Por tanto, יהוה se revela a sí mismo como alfarero. Algo que también hará en relación a su pueblo Yisra’El/Israel, tal y como lo afirma en el libro del profeta Yesha’Yah/Isaías:
“El pueblo que yo he formado para mí mismo, para que proclamara mi alabanza.” (Yesha’Yah/Isaías 43:21, BTX4).
“Y ahora oye, siervo mío Jacob, Israel, a quien escogí. Así dice יהוה, tu Hacedor, y el que te formó desde el seno materno, tu ayudador.” (Yesha’Yah/Isaías 44:1-2, BTX4).
Este hecho crea un vínculo entre el primer Adam y Yisra’El/Israel, y nos da una perspectiva adecuada de quién son: ellos son barro, así como nosotros, mientras que יהוה es el gran Alfarero.
Otro dato que refuerza esta identidad es el juego de palabras que existen en el idioma hebreo entre hombre y terreno. En español estas dos palabras se escriben completamente diferentes, no tienen ninguna relación entre sí, pero en hebreo son de la misma familia: hombre es Adam y terreno es adamah.
ADAM – H120 |
ADAMAH – H127 |
De modo que יהוה moldeó al Adam del polvo de adamah. Cuando establecemos esta relación podemos recordar el origen del hombre, y seremos guardados de tener un concepto errado acerca de nosotros mismos, como individuos y como pueblo en relación a יהוה. Esta es sin duda, una lección importante que debemos aprender, en especial por lo dicho por el profeta:
“¡Ay del que contiende con su Hacedor, como tiesto entre los tiestos de barro! Dirá el barro al alfarero: ¿Qué haces? O: ¿Tu vasija no tiene asas?” (Yesha’Yah/Isaías 45:9, BTX4. Véase también Romanos 9:24).
Un vaso de barro pidiéndole cuentas al alfarero que le está dando forma, suena ridículo, ¿verdad? Pues así es también cuando cualquier hombre o Yisra’El/Israel le pide cuentas a יהוה. Nosotros sólo somos polvo y en eso no somos distintos de los animales.[3] Por tanto, recordemos siempre que יהוה es nuestro Hacedor y como tal, tiene toda potestad sobre nosotros (Yirme’Yah/Jeremías 18:1-6). A lo sumo pidamos con humildad que Él forme a su Hijo en nosotros, y así seamos recreados a su imagen como al principio.
Ahora bien, aunque el hombre es polvo, también es más que polvo. Después de moldearlo יהוה sopló aliento de vida en sus narices. ¡Qué imagen! ¿Verdad? El Alto y Sublime aproximándose a las fosas nasales de este polvo tan menudo y soplando aliento de vida. Este fue un acto absoluto de gracia, de יהוה hacia el primer Adam, y también hacia cada uno de nosotros, pues su aliento sigue presente en toda la humanidad, de lo contrario moriríamos (Iyov/Job 34:14-15).
En hebreo la palabra aliento es neshamah y significa:
NESHAMAH – H5397 |
Esta palabra aparece en varias citas bíblicas, las cuales nos enseñan otras obras que יהוה realiza con su neshamah/aliento; algunos ejemplos son:
“Los torrentes del mar fueron vistos, y los cimientos del universo quedaron descubiertos, ante la reprensión de Adonai, por el soplo del aliento de su nariz.” (Shemu’El Bet/2 Samuel 22:16, BTX4. Énfasis añadido).
“Según tengo visto, quienes aran iniquidad, y siembran aflicción, la cosechan. Por el aliento de Eloah perecen, y por el soplo de su ira son consumidos.” (Iyov/Job 4:8-9, BTX4. Énfasis añadido).
“Si por su cuenta decidiera retirar su espíritu y su aliento, toda carne perecería a una, y el mortal volvería al polvo.” (Iyov/Job 34:14-15, BTX4. Énfasis añadido).
Por tanto, tal y como podemos ver por medio de las Escrituras, יהוה con su aliento puede hacer obras realmente poderosas, puede impartir vida y también quitarla.[4]
Otra consideración es que esa vida que יהוה le impartió al hombre no era vida eterna. A menudo se cree que el primer Adam gozaba de ella y que la perdió al pecar, pero esto no fue así, el hombre no era eterno. Por un lado, el hálito vital que יהוה le impartió tiene una duración determinada (Iyov/Job 27:3). Por otro, la eternidad se obtenía por medio del árbol de la vida (Bereshit/Génesis 2:6 [2:9]; 3:22). Por tanto, aunque a su alcance, la vida eterna era un bien que el hombre no poseía.
Ahora bien, aunque el hombre no tenía vida eterna, tampoco era mortal, ya que para morir tenía que comer del árbol del conocimiento bueno y malo (Bereshit 2:14 [2:17]). Pero entonces, si no era eterno y no era mortal, ¿qué era? Digamos que el estado original del hombre cuando fue creado, era neutro, aún estaba por decidirse, y él tenía que escoger libremente[5] entre la vida eterna (el árbol de la vida) o la muerte (el árbol del conocimiento bueno y malo).[6] A este respecto, el estado del primer Adam era similar al estado de la generación del pueblo de Yisra’El/Israel que iba a entrar a la tierra prometida. A ellos, Mosheh/Moisés les dijo:
“He aquí, hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. (…) Hoy mismo hago testificar contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a יהוה tu Elohim, obedeciendo su voz y siéndole fiel; porque Él es tu vida, y la prolongación de tus días, para habitar en la tierra que יהוה juró dar a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob.” (Devarim/Deuteronomio 30:15, 19-20, BTX4. Énfasis añadido).
Así que, Elohim impartió vida al hombre, no la eterna sino el hálito vital, y éste vino a la existencia, pues según el texto el hombre existió como tal, no cuando יהוה lo moldeó del polvo, sino después que hubo soplado en sus narices aliento de vida. Ahora bien, los dos componentes fueron necesarios para su existencia: el polvo y el aliento, uno terrenal y otro celestial; de tal manera que cuando la Tierra y los Cielos se unieron, engendraron vida,[7] la del hombre, un ser que es tanto contenedor como contenido, ambos importantes, pues proceden de יהוה, quien estableció una religión de la persona completa.[8] Démosle gracias por todo nuestro ser y no olvidemos nunca una parte en detrimento de la otra.
POLVO + ALIENTO DE VIDA = HOMBRE
Bienvenido al origen.
[1] Esto no está en contradicción con Bereshit/Génesis 1:11-12. Lo que Elohim hizo en el tercer día, en cuanto a la vida vegetal, fue simiente de árbol frutal productor de fruto y plantas con simiente que brotaron de la Tierra = “Érets”, no matas del campo = “sadé”. De modo que el orden creacional no se ve alterado en Bereshit/Génesis 2.
[2] Debido a nuestra imaginería pensamos que el hombre fue moldeado del barro, pero la palabra hebrea para barro es “heres”, mientras que polvo es “afar”, también traducible por ceniza. Así que debemos pensar en el hombre como polvo en lugar de barro, ya que el barro, aunque frágil también, tiene mayor consistencia que el polvo, mientras que el polvo es mucho más efímero.
[3] יהוה moldeó del polvo del terreno tanto al hombre como a los animales, Bereshit/Génesis 2:16 (2:19).
[4] Para otras citas sobre “neshamah” véase: Iyov/Job 32:8; 37:10; Yesha’Yah/Isaías 57:16.
[5] En cuanto al libre albedrío creemos que la única decisión 100% libre que el ser humano tomó fue la del huerto de Eden en relación al árbol del conocimiento bueno y malo. Desde ese día, todas las decisiones que los hombres toman son decisiones propias, pero no libres. Tal y como dijo nuestro Mesías: “todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. (…) Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Juan 8:34-36). Luego, es a partir de la libertad que tenemos en él, que el libre albedrío vuelve a ser posible por medio de la fe en la promesa del nuevo pacto (Yirme’Yah/Jeremías 31).
[6] Según Qohélet/Eclesiastés 3:11, Elohim puso eternidad en el corazón de la humanidad. Pero con esto, no entendemos que יהוה lo creó eterno, sino que puso deseo de eternidad, de tal manera que ese deseo le impulsara a comer del árbol de la vida. Sin embargo, el hombre también tenía otros deseos, fue creados con ellos, y unos prevalecieron sobre otros y por eso pecó. (Este tema se abordará con más detalle en el capítulo 3: ¿Por qué el varón y la varona pecaron en el huerto?).
[7] Este capítulo empieza con la frase: estas son las toledot (historias o generaciones) de los Cielos y de la Tierra, y en este punto del relato vemos que, efectivamente, los Cielos y la Tierra generaron algo, engendraron al hombre; pero no fue por su propia iniciativa, sino por supuesto, por el acto creativo de יהוה, pues fue Él quien moldeó al polvo y quien sopló de su aliento.
[8] A este respecto es importante considerar los mandatos que יהוה da acerca del cuerpo humano.
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