BERESHIT 25:7 – ¿FUE JACOB UN LADRÓN MENTIROSO?
Desde que tengo uso de razón he crecido escuchando (y a veces también lo he enseñado) que Jacob, a quien Dios llamó Israel, fue un ladrón mentiroso. Esto entre otros adjetivos como tramposo, pieza, timador, engañador, usurpador, oportunista… ¿Acaso puede ser de otro modo? Su nacimiento fue un vaticinio de lo que vendría; su mano salió trabada al calcañar de su hermano Esaú, de quien más tarde se aprovecharía para sacarle la primogenitura a cambio de un mísero guiso. Después le mintió a su padre Isaac haciéndose pasar por Esaú para robarle la bendición. ¡Qué feo eso de mentirle a un padre y además ciego! Y para postre «desplumó» a su tío Labán pues huyó como un fugitivo sin decirle nada.
Ahora bien, la pregunta es ¿es esto cierto? ¿Es verdad que fue Jacob un ladrón mentiroso? ¿Qué dice la Escritura al respecto? ¿Tenemos una visión correcta de Jacob?
En Génesis 25 se narra el nacimiento de Jacob y Esaú y en el verso 27 hay una descripción de cómo eran al crecer. (A continuación incluyo varias traducciones bíblicas).
Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas. (RV1960).
Los niños crecieron, y Esaú llegó a ser diestro cazador, hombre del campo; pero Jacob era hombre pacífico, que habitaba en tiendas. (LBLA).
Y los muchachos crecieron. Y Esaú llegó a ser hombre diestro en la caza, hombre del campo, mientras que Jacob era hombre tranquilo, que habitaba en tiendas. (BTX3).
Los niños crecieron. Esaú era un hombre de campo y se convirtió en un excelente cazador, mientras que Jacob era un hombre tranquilo que prefería quedarse en el campamento. (NVI).
Y podría añadir algunas más, pero la idea queda clara. Generalmente se presenta a Esaú como intrépido, hábil, fuerte… mientras que Jacob simplemente es alguien tranquilo, reflexivo (como traduce para mi sorpresa la BTX IV), pacífico… En resumen, hoy diríamos que fue un niño tranquilo al que no le gustaba salir y prefería quedarse en su habitación. Sin embargo, el texto hebreo muestra una realidad radicalmente distinta tocante a Jacob.
Las palabras que se han traducido por «varón quieto» u «hombre tranquilo» en hebreo son «ish tam» (אִישׁ תָּם). «Ish» es varón u hombre, pero «tam» no significa ni «quieto», ni «tranquilo», ni «pacífico». Antes bien, todos esos términos son una traducción errónea de la palabra hebrea «tam» cuyo significado verdadero es otro distinto. Según el Diccionario Bíblico Hebreo-Español de Luis Alonso Schökel de Editorial Trotta la palabra «tam» significa: Honrado, cabal, íntegro, probo, honesto, justo, inocente. Asociado a otras palabras tiene el sentido de recto, piadoso, alejado del mal, inocente. Es lo contrario a alguien sanguinario. De hecho, «tam» es la misma palabra que aparece en Job 1:1, 8; 2:3 para describir a Job como «varón perfecto».
Así que la idea es clara. «Ish tam» no se puede traducir de ningún modo por «varón quieto o pacífico», sino que la traducción correcta es «varón íntegro», «varón honesto» e incluso «varón perfecto». Luego, la correcta traducción de Génesis 25:27 presenta una característica totalmente contraria a la que se suele atribuir a Jacob. Él NO ERA un ladrón mentiroso sino que SÍ ERA un varón honrado, íntegro, honesto, justo, recto, piadoso… ¡Qué admirables cualidades!
Pero entonces, ¿de dónde surge la visión negativa de Jacob? ¿Por qué se tiende a creer que fue un ladrón mentiroso?
Esa visión es la que tuvo su hermano Esaú después que se hiciera pasar por él. En Génesis 27:36 leemos:
Y Esaú respondió: Bien llamaron su nombre Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces: se apoderó de mi primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición. (RV1960).
En hebreo el sustantivo «talón» akev (עָקֵב) y el verbo «suplantar» akav (עָקַב) son de la misma familia. El nombre de Jacob (יַעֲקֹב) también tiene la misma raíz. Sin embargo, le llamaron Jacob no porque fuese un usurpador sino porque su mano salió trabada al talón de Esaú. No obstante, Esaú aprovechó la similitud fonética para hacer un juego de palabras entre el nombre de su hermano y el verbo suplantar. De manera que la visión de Jacob como suplantador viene de Esaú y de cómo él vivió esa situación.
Para el judaísmo Esaú representa a Roma y por ende también al cristianismo. Me parece significativo que justo sea en el cristianismo donde con más frecuencia se piense en Jacob como el suplantador en lugar de pensar en él como el varón honesto, que es justo lo que afirma la Escritura; pues como hemos visto, afirma que Jacob era un «ish tam» varón honesto, íntegro, recto, apartado del mal…
Es tremendo como la traducción de apenas dos letras hebreas afecta, no sólo a la lectura y comprensión del texto bíblico, sino a la percepción de un personaje tan trascendental como fue y sigue siendo Jacob. Ya que, la visión que se tiene de Jacob es la visión que se tiende a tener de Israel y, por tanto, de los judíos. De ahí que conocer el idioma bíblico sea tan importante y que sea imprescindible que haya una enseñanza no perfecta pero si responsable y que cuando ve un error corrige y comparte con amor y sencillez, de manera que podamos tener una visión ajustada a las Escrituras.
Bienvenido al origen.
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